lunes, 5 de junio de 2017

Virgo

Según Eratóstenes, esta constelación es una imagen de Diké, “Justicia”, de quien Hesíodo nos dice que es hija de Zeus y de la titánide Temis, la madre de las estaciones y profetisa heredera del oráculo de Delfos -legado por su progenitora Gea- generaciones antes de que éste fuera entregado al olímpico Apolo. Son hermanas de Diké las Horas, diosas del orden del universo, Eunomia (etimológicamente “la buena Ley”) e Irene (“aquella que trae la Paz”).

Arato cuenta sobre Diké que “antes vivía en la tierra y venía abiertamente a presencia de los hombres, y no desdeñaba la compañía de los antiguos, hombres o mujeres; antes bien, se sentaba mezclándose con ellos aunque era inmortal. Y la llamaban Justicia: pues congregando a los ancianos en una plaza o en una calle espaciosa, los exhortaba a votar leyes favorables al pueblo. Entonces los hombres todavía no sabían de la funesta discordia, ni de las censurables disputas, ni del tumulto del combate; vivían sencillamente; el peligroso mar quedaba a un lado, y las naves no iban lejos a buscar el sustento, sino que los bueyes, el arado y ella misma, la Justicia soberana de pueblos, suministraba todo abundantemente, ella, la dispensadora de bienes legítimos. Esto duró mientras la Tierra aún alimentaba a la raza de oro. Mas con la de plata, poco y de mala gana se relacionaba, pues echaba de menos la manera de ser de los pueblos antiguos. Pero a pesar de ello, todavía estaba presente durante la edad de plata: al atardecer descendía de los montes rumorosos, solitaria, y no se comunicaba con nadie con palabras amables, sino que cuando había cubierto de hombres inmensas colinas, los increpaba entonces censurando su perversidad, y decía que ya no vendría más a la presencia de quienes la llamaran: ‘¡Cuán degenerada descendencia dejaron vuestros padres de la edad de oro! Pero vosotros engendraréis unos descendientes peores todavía. Entonces ocurrirá que habrá guerras y, de cierto, también muertes impías entre los hombres: el dolor caerá sobre sus faltas’. Después de hablar así, se encaminaba de nuevo a las montañas y abandonaba a todas aquellas gentes que la seguían todavía con la mirada. Pero cuando aquéllos murieron, nacieron éstos, la raza de bronce, hombres aún más perversos que los anteriores, los primeros que forjaron las espadas criminales propias de asaltantes de caminos, los primeros que comieron la carne de los bueyes de labor. Entonces la Justicia sintió aversión por el linaje de aquellos hombres y voló hacia el cielo; y a continuación habitó esta región donde de noche aparece todavía a los mortales como la Virgen, cerca del esplendente Boyero.”

La constelación de Virgo también ha sido relacionada con Deméter (la estrella más brillante del asterismo lleva el nombre de Spica y se figura como el tallo o el ápice de una espiga que la virgen sostiene con la mano), con Isis y con Atárgatis, diosa siria de la fertilidad y protectora de los ciudadanos. Los babilonios asociaron a Virgo con la diosa Ishtar, vinculada asimismo con el planeta Venus. Los fenicios la llamaban Astarté y antiguas crónicas medievales la relacionan con la diosa sajona de la fertilidad Eostre, de cuyo nombre deriva la voz con la que se denomina a la Pascua en inglés (Easter). En la India, Virgo era conocida como Kanya, madre del dios Krishna, y se la representaba como una deidad sentada ante una fogata.

Detalle de la bóveda de la antigua Biblioteca Universitaria de Salamanca.
Obra de Fernando Gallego (s. XV)

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