domingo, 18 de enero de 2015

Constelaciones del Triángulo de invierno

El Triángulo de invierno está formado por tres estrellas de primera magnitud -Betelgeuse, Sirio y Proción- que pertenecen respectivamente a las constelaciones de Orión, Can Mayor y Can Menor y se disponen sobre los vértices de un triángulo aproximadamente equilátero superpuesto a la Vía Láctea. La antigua, fría y roja Betelgeuse ocupa un hombro de Orión; la luminosa, fulgurante y multicolor Sirio se encuentra sobre el hocico del Can Mayor; y la blanca Proción adorna un costado del Can Menor.

Can Mayor


Los griegos visualizaron a esta constelación como un perro alzándose sobre sus patas traseras. Relata Eratóstenes que era un can de Orión, que siempre lo acompañaba cuando salía de caza ayudando a todos los cazadores con el mismo empeño, y que fue elevado al firmamento tras la ascensión de su dueño ya que nunca se separaba de él. Cita el astrónomo de Cirene también otra tradición según la cual dicho animal era el perro guardián de Europa y fue obsequiado al rey Minos junto con una lanza. Minos ofreció estos regalos a Procris en agradecimiento por haberlo curado de una enfermedad y Céfalo, certero cazador desposado con Procris, acudió con ellos a Tebas para poder dar caza a una zorra de la que se había dicho que nadie sería capaz de matarla. Tanto el can como la zorra fueron elevados a los cielos por Zeus.

Las constelaciones de la Liebre y el Can Mayor en una carta de Urania's Mirror. Londres, ca. 1825.


Escribe Manilio en sus Astronomica que el Can Mayor es “el más violento de los astros para la tierra cuando sale y el más perjudicial cuando se pone. Cuando se levanta está rígido por el frío, y, cuando deja el radiante cielo, éste se halla abierto al calor del sol: de esta forma mueve el universo en ambos sentidos produciendo efectos contrarios”.

Sirio es la estrella más brillante del Can Mayor. Su nombre deriva del griego seírios, "resplandeciente”, y es más luminosa y de mayor tamaño que nuestro Sol. Para los egipcios -quienes la denominaban Sothis-, este lucero estaba relacionado con Isis y su orto helíaco (esto es, su primera aparición antes de la aurora tras varios meses sin ser visto) señalaba el comienzo del año, anunciando la crecida del Nilo y los “días caniculares” o del can, cuarenta jornadas al inicio del año sotíaco que coincidían con el período más caluroso del verano.

En China, Sirio era conocido como Thien Lang -el “lobo celestial”- y se consideraba una estrella de mal augurio pues cuando brillaba mucho presagiaba el ataque de los lobos. Así mismo, es venerado en el Tíbet. Los pueblos dogón de Mali se han referido desde antiguo a una estrella compañera de Sirio (la pequeña Sirio B con la que Sirio forma un sistema doble) a la que llaman Po, “la estrella más pesada”, con cuya órbita elíptica de 50 años establecen períodos de carácter ritual.

Can Menor


La antigüedad griega denominaba a este asterismo tal como hoy en día se designa a su estrella principal, Proción, viendo en él a otro perro de caza del gigante Orión. Proción quiere decir literalmente “delante del perro” y su nombre se debe, según explica Eratóstenes, a que el orto y el ocaso de la constelación anteceden a los del Perro o Can Mayor.

Al igual que Sirio, Proción es una estrella binaria o doble.

viernes, 2 de enero de 2015

Orión

Orión es la reina de las constelaciones del cielo de invierno. Se distingue muy fácilmente por siete estrellas brillantes dispuestas según una forma parecida a la de una mariposa de las que tres corresponden al cuerpo y cuatro a las alas.

Orión en el cielo visible en las noches de invierno a latitudes boreales intermedias
(la línea a trazos superpuesta a la Vía Láctea indica el Triángulo de Invierno).
Ilustración de la Guía del Cielo 2014, de Ed. Procivel

La antigüedad siempre ha asociado a Orión con un coloso. Cuenta Eratóstenes en sus Catasterismos, recogiendo a su vez el relato de Hesíodo, que Orión era hijo de Poseidón y de Euríale (hija por su parte del rey Minos) y que tenía el don de caminar tanto sobre la tierra como sobre las aguas. Aconteció una vez que Orión viajó a la isla de Quíos, una tierra famosa por sus vinos regentada por Enopión, hijo de Dioniso y Ariadna. Estando allí, Orión se emborrachó y violó a Mérope, la hija del rey. Enopión, enfurecido por el atrevimiento de Orión, dejó ciego a éste y lo expulsó a la isla de Lemnos. Hefesto se compadeció de Orión en su destierro y le entregó al esclavo Cedalión para que le sirviese como lazarillo.


Orión tomó a Cedalión sobre sus hombros y con su guía se dirigió hacia el oriente. Curado allí de su ceguera por Helios, Orión regresó a Quíos dispuesto a vengarse de Enopión; pero los conciudadanos de éste lo habían escondido bajo tierra y el héroe hubo de desistir de su propósito. Acto seguido, Orión se marchó a Creta y se entregó a la caza junto a Artemisa y a su madre Leto. En una ocasión, se jactó de que sería capaz de dar muerte a cualquier animal vivo de la Tierra. Gea se irritó por ello e hizo que apareciera un gigantesco escorpión, el cual picó a Orión y lo mató. Eratóstenes también dice que, según otras tradiciones, Orión se enamoró de Artemisa y que fue ésta quien hizo aparecer al escorpión. Zeus elevó a Orión y al escorpión al firmamento en recuerdo de lo sucedido, y de ahí que la constelación de Escorpio se levante por el este persiguiendo a Orión cuando dicho asterismo se pone por el oeste.

La constelacion de Orión como una de las 32 cartas coloreadas de Urania's Mirror
Impresas por Sidney Hall y publicadas por Samuel Leigh, Londres, ca. 1825.
Museos Nacionales de Escocia.

Los egipcios veían en la constelación de Orión una representación simbólica de Osiris. En la Tradición hebrea se relaciona a Orión con el gigante Sansón. En China, a Orión se le conoce como Tsan, cazador y guerrero.